Yelena Morózova
Pravda
Traducido del ruso por Josafat S. Comín
La feria anual para millonarios se ha convertido en una de las señas de identidad del nuevo Moscú capitalista.
Este otoño1, en el marco de este ya tradicional evento para la época postsoviética, que se ha hecho coincidir con las fiestas de la ciudad, tuvo lugar la Feria “Show náutico de millonarios”, visitada principalmente por los nuevos ricos rusos, aburridos y atiborrados.
Los ricachones, reunidos en el Real club náutico de Moscú, en la zona del “Vodnii stadion”, tuvieron la oportunidad de deleitarse conociendo las novedades del trasporte náutico de la categoría “no para todos”.
Por lo visto, cansados ya de los lujos habituales, de sus refinados “penthouses”, castillos medievales, villas en la costa mediterránea, de sus obras de arte y joyería, de sus “ediciones limitadas” de “maseratis”,”Jaguars” o “Porchses”, y demás bienes inmuebles y muebles, que cualquier oligarca que se precie debe poseer, muchos millonarios rusos contemplaban esta nueva gala social como una posibilidad de ampliar su parque acuático. Por si fuera poco, en el “Show náutico de millonarios” se exponían yates de los más prestigiosos fabricantes mundiales, tales como: “Princess”, “Azimut”, “Cobalt”, “Feretti”, que además se podían adquirir directamente en la Feria, como suele decirse, pasando directamente por caja.
Y aunque la cifra de multimillonarios (amén de millonarios) en Rusia, de acuerdo con los datos de la revista norteamericana “Forbes”, y a pesar de la crisis económica y financiera mundial, no para de crecer año a año, los ciudadanos corrientes, que apenas se las apañan para llegar a fin de mes, cada vez son más en el país. Lo que significa, que el número de indignados con la escandalosa desigualdad social inevitablemente sigue creciendo, como queda de manifiesto en los mítines y demás actos de protesta, a menudo no autorizados.
Es entonces, que le toca a la casta de privilegiados mimar a sus destacamentos de policías, especializados en la disolución de manifestaciones. En todas las grandes urbes de Rusia, muchachotes fuertotes con sus correspondientes cascos, se entrenan con sus porras, puliendo su maestría de verdugos, dispuestos en cualquier momento a defender la seguridad de los propietarios de “fábricas, periódicos y barcos de recreo”.
Nota
El otoño comienza oficialmente en Rusia el 1 de septiembre.
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