MAURICIO SALE FINALMENTE DEL CLOSET. El temor de haber perdido el gobierno ejecutivo que por tantos años y vidas sacrificadas se han invertido por el pueblo, se ha vuelto cierto. Mauricio Funes, Presidente de la República en el gobierno del FMLN, le dio la espalda al pueblo. Se le salió lo derechista y saltó del closet.
Está demás señalar que el Decreto 743, es una de las perores maniobras más descaradas de la derecha del país, liderada por el reconocido malacate salvadoreño Alfredo Cristiani, como una salvaguarda a sus intereses y a los de un grupo de tandones militares asesinos, ante el temor que les representa el fallo judicial español por el asesinato de los jesuitas en 1989.
Como siempre, Alfredo, no actúa solo. Tiene a sus más fieles servidores Ciro Cruz –PCN- y Rodolfo Parker –PDC-, además de otro aliado a conveniencia, los “ganosos”- GANA-. Lo que a decir verdad, resultó un poco inesperado – de cierta manera- es que el señor Funes, el Presidente llevado por el FMLN, acuerpara y se uniera a la mayor burrada legislativa producida en los últimos años, y que sancionara un decreto legislativo que atenta contra el orden constitucional del Estado salvadoreño.
En fin, las cosas se les han salido del huacal, en tanto que ni ellos esperaron que sectores que tradicionalmente no se manifiestan, ahora hayan denunciado enfáticamente el uso del aparato estatal para promover leyes absurdas, como lo es el decreto 743.
No hay mal que por bien no venga, reza un adagio popular. El único bien que ha traído consigo esta maniobra, es que los colores partidarios se han perdido ante la sociedad. Ya todos por igual, sin importar partido, han denunciado y han repudiado dicha acción legislativa y ejecutiva.
Pero también, ha servido para desnudar al “egologo” Mauricio Funes, a modo de conocer sus reales intenciones en el poder. No es del pueblo, aunque el pueblo le dio el voto. No gobierna bajo la luz de Monseñor Romero, porque es una persona sin principios ni valores. Es un malacate más de casa presidencial; aunque peor. Por lo menos, de los otros malacates ya se esperaba su actuar. Pero a Funes, se le depositó nuestra más leal esperanza de cambio, y él la ha abortado.
Dos años, dos días. Es el tiempo que ha durado la esperanza con este gobierno. Ya no se puede cubrir sus malacrianzas. Servirá de lección para que la izquierda estudie mejor sus propuestas de candidatos presidenciales, y servirá de lección al pueblo para que esté atento porque la lucha continúa
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