Donde quieras que estés y quien quiera que seas, Madre Universa, recibe mi canto en este día.
Símbolo de toda la existencia, te canto día a día ya que tú no eres madre sólo un día.
Eres el dolor y la alegría, permanente aurora de la vida.
Eres la luz que ilumina los caminos para que no tropecemos en la vida.
Madre del tiempo y madre del encanto amanecido en medio de la pluralidad del universo, madre aire y madre entre las aguas escondidas, madre fuego y madre de la última partícula encendida.
Ah! si los estados dieran a las madres lo que ellas merecen no habría tanta crisis en la tierra.
Madre mía, a diario siento tus suaves manos acariciando mis mejías y conversar contigo es traer mi infancia a la poesía.
Te recuerdo, te vivo y te amo y veo tu imagen pegada a mis libros cuando tú me decías que era noche que había que dormir, que hacía frío, que habría un nuevo día o cuando de niño me mandabas a la escuela y siempre me decías, que dios siempre te bendiga o cuando me leías los cuentos que siempre me aprendía. Eres bella madre mía.
Fuiste y sigues siendo la escuela de mi vida. Cómo te amaban los jóvenes poetas que llegaban a casa a decirte poesías o los compañeros de la U que no dormían y cuídense siempre nos decías.
Como todas las madres son la luz del día, en cada madre veo a la mía.
Reciban todas, mi amor día tras día, que vuestra vida se encante de alegría y para ti madre mía, donde tus ser se manifieste, mis verso, mi amor y mi poesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario