Tú me lo contaste. El chillido de una rama no te dejaba dormir. Oías las botas quebrar el silencio y la muerte cantaba su himno de sangre.
Lo vi. El túnel del Chipote a Tizcapa estaba lleno de sangre y osamentas y el grito de nuestros hermanos y hermanas pegadas al muro.
Lo puedes ver. Los caminos poblados de cruces y las cruces llorando la sangre del pueblo.
Lo vivimos. Los niños hambrientos, los ancianos tristes, las casas vacías o llenas de muerte.
Eran dueños de todo y el pueblo no tenía nada, eran dueños hasta de los adoquines y los callejones usados por cloacas.
No había caminos para ir a la costa y las dos Zelayas ni se conocían, pero en la escritura rezaba que pertenecían a la dinastía. Se habían robado del todo la patria y tu Rigoberto le diste en la madre!
Allá en las Segovia camina Sandino, van con Farabundo abriéndose paso y los compañeros y las compañeras cargan en sus hombros el futuro patrio.
No quiero volver a los días de decapitados, a amaneceres cubiertos de sangre o al llanto fúnebre en el camposanto.
Muertos los Somozas se erige la patria, los brazos del pueblo construyen a diario.
Capitán Daniel conduce el barco en nombre del pueblo hacia puertos patrios.
Mujer Sandinista tu eres la patria
Niño Sandinista tu eres el barco
Unámonos tod@s en un solo canto: El nuevo noviembre el pueblo al mando.
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