Chen Chenchen
En el mercado de antigüedades de Panjiayuan en Beijing hay esculturas lustrosas del presidente Mao Zedong, viejas estampillas y periódicos amarillentos que representan la etapa revolucionaria de China. Muchos de los visitantes que se detienen a preguntar por los precios son personas de edad. Disfrutan adquiriendo esos recuerdos, tanto como añoran los años de la efervescencia revolucionaria.
En los álbumes de fotos disponibles en los clubes de bodas, se pueden ver hoy instantáneas de parejas de jóvenes vestidos como Guardias Rojos de la época de la Revolución Cultural (1966-76). Los elementos imprescindibles son un uniforme bien planchado, una estrella roja en la gorra y un distintivo con la efigie de Mao. Tales imágenes de bodas, al igual que las camisetas y las tazas con lemas maoistas, están de moda entre la juventud china.
El patriotismo es otro tema importante en la denominada cultura roja. Muchas de las viejas canciones alaban la belleza del país, o nos recuerdan los peligros posibles del imperialismo extranjero, que China debió enfrentar cuando era débil. Algunas de estas canciones, como “Mi patria,” siguen siendo populares y se entonaron nuevamente durante crisis tales como el terremoto de 2009 en Wenchuan.
Hay jóvenes que anhelan regresar a los años 80, o incluso a los 50. “Extrañan” la supuesta igualdad, la sencillez y el colectivismo social de aquellos días. Desean una vida con un mayor significado y un propósito más amplio. Los valores chinos tradicionales, o los de la era revolucionaria, atraen a los que se sienten hoy perdidos en una era caótica, en la cual reinan valores contradictorios. Tres décadas de conmoción económica han restado valor a algunas viejas concepciones, y hacen a la sociedad más pragmática y racional. Pero mientras tanto, se mantiene vigente la esencia de las ideas sociales de la cultura china tradicional.
China necesita hacer más para aprovechar lo positivo de la cultura roja. A tal tenor debe beber de nuevo en la fuente de las ideas que preconizan la igualdad, la solidaridad y mejorar la integración social del patriotismo y el colectivismo.
Fuente: Pueblo en Línea, Beijing
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