Hasta siempre Néstor Kirchner
El miércoles 27 de octubre, el día en el cual se realizaba el Censo Nacional 2010, los argentinos nos desayunamos con una noticia inesperada y repentina: la muerte del ex-presidente y Secretario General de Unasur, Néstor Kirchner. Había sufrido dos paros cardíacos, pero no lograron reanimarlo en Hospital José Formenti de El Calafate, provincia de Santa Cruz, donde finalmente falleció.
Néstor Kirchner fué electo presidente de la Argentina en 2003, como delfín de Eduardo Duhalde, en aquél momento. Con apenas el 22% de los votos en primera vuelta, fué ungido presidente luego de la cobarde huida del ex presidente Carlos Menem, quien tras obtener el "triunfo" en el comicio, apenas dos puntos arriba de Kirchner, no se animó a dar una batalla que todas las encuestas le daban por perdida: la del ballotage. Allí, Kirchner hubiera vencido con más del 70% de los votos según todos los pronósticos. Así, asumió el 25 de mayo de 2003 la presidente de la República en medio de una tremenda incertidumbre, con un país que salía de las cenizas que habían dejado a su paso la crisis económica del 2001, que aún se seguía padeciendo. Pero el nuevo presidente, casi un desconocido para la mayoría de la población, pues era oriundo de la provincia de Santa Cruz, donde fué gobernador, y como se sabe, ni en la misma Argentina miramos al Sur, por más que sea nuestro Sur patagónico. Dejando de lado esas consideraciones, el gobierno de Néstor Kirchner desde el año 2003 hasta el 2007, se caracterizó por haber logrado remover a los jueces de la Corte Suprema menemista, la de la "mayoría automática" pro-patronal. Hoy contamos con una Corte Suprema verdaderamente independiente, y cuyos fallos han resultado ejemplares en muchos casos. Recuerdo también al Kirchner que junto a Hugo Chávez y Lula, se le plantaron a la Bush, y se negaron rotundamente a participar del plan de la CIA para destruir nuestras economías nacionales y garantizar la sumisión a Washington, el ALCA. Si, aunque parezca que pasó hace un millón de años, Kirchner le dijo a Bush en esa oportunidad: "acá no nos van a venir a patotear". Recuerdo, y sigo aún diciendo, que el kirchnerismo fué el que nos libró de los "monitoreos" o más bien del control de la economía, del rumbo de las políticas que afectan a nuestra calidad de vida, al que nos sometió el FMI.
Durante los cuatro años de administración Kirchner, la economía creció en un ritmo del 8% anual promedio. Las famosas "tasas chinas". El nivel de vida de la población de las ciudades y del campo mejoró ostensiblemente. El consumo explotó en todos los supermercados, centros de compras y/o shoppings. Volvieron las cuotas, aunque no el "voto cuota". Por eso a veces no llego a entender como alguien que benefició tanto a la clase media como Kirchner nunca obtuvo de la misma el más misero reconocimiento. Hablo de la Capital Federal, que en 2007 votó por el empresario posmenemista Mauricio Macri para Jefe de Gobierno, y lo prefirió ante Daniel Filmus, el candidato del Gobierno que quizás más haya hecho por la clase media de Capital. La política social incluyó nuevos subsidios y planes de ingreso para familias cuyo jefe de hogas se encontraba desocupado, o se encontraba en otra situación crítica. La desocupación bajó por vez primera en 13 años a un dígito, en el año 2007. Pero paralelamente la inflación, que ya superaba el 10% anual, comenzó a erosionar los salarios. Los convenios de salario comenzaron a estar afectados por el dibujo de las estadísticas del Indec, tergiversadas por funcionarios gubernamentales. En especial, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Además, los "techos" fijados por las patronales fueron acatados cada vez con mayor frecuencia. El instituto de estadística fué intervenido con patotas y "purgado" de varios profesionales y empleados que se negaron a mentirle al pueblo sobre su nivel de vida. Ahora, el 13% de pobreza que dice el Indec tiene nuestro país, resulta increíble a la luz de la realidad. Ha bajado mucho, indudablemente, desde el 2003. Pero la destrucción de la credibilidad estadística no se la pueden explicar ni los mismos kirchneristas.
Cuando en 2007 designó a su esposa y entonces senadora, Cristina Fernández de Kirchner, la economía nacional había avanzado enormemente, pero quedaban enormes deudas pendientes. La política de "desendeudamiento", dudosamente haya sido así respecto del monto total de la deuda externa. Pero sí, al menos con respecto al FMI yanqui. En los años siguientes, con la presidencia de Cristina Fernández, el país se vio sacudido por el lock-out agrario patronal que produjo la suba de retenciones a la soja, un cultivo altamente perjudicial y dañino para el país. El diario Clarín, hasta entonces un aliado del Gobierno, comenzó una brutal campaña de mentiras y tergiversaciones luego de que el ya entonces ex presidente Kirchner (Presidente del Partido Justicialista), le negara al CEO de Clarín Héctor Magnetto, la compra de Telecom. Así fué cómo el monopolio monstruoso de Clarín comenzó su embestida. Cierto es, también, que el kirchnerismo ha llegado a plantar sobre el país un clivaje, que este escriba juzga exagerado: el del gobierno nacional y popular frente al Monopolio Clarín. Todos los temas pasaron a estar dominados casi exclusivamente por operaciones de prensa de Clarín. El monopolio chilló con la sanción de la Ley de Medios Audiovisuales, una batalla que si bien se inscribió en el marco de una pelea de negocios, significó el volver a debatir los medios de prensa en la Argentina.
La política volvió a la mesa. La militancia volvió a florecer. La juventud comenzó a despertar de su letargo. El Gobierno Nacional se negó a reprimir la protesta social. Todo esto, en el marco también de la crisis económica mundial, de la cual Argentina salió de pie, sin enormes complicaciones, y sin acudir a las recetas de ajuste de los organismos financieros imperialistas. La autonomía de nuestra política económica, ha sido un logro que no podemos negar. Quizás haya exagerado con los logros. Quizás falten muchas críticas, y apreciaciones más o menos agudas. Pero desde esta columna, creo que Néstor Kirchner se ha ganado todo mi respeto. Sentí el miércoles que perdíamos a un verdadero Líder político. Y a un ex Presidente, con lo que aquella investidura significa, ya no a nivel nominal. Sino real. Y para peor, que haya sido Carlos Menem quien estuviera en la televisión y la radio dando sus "condolencias", me hizo pensar, ¡qué país éste!.
Seguiré debatiendo, seguiré criticando cuando esto sea necesario. Seguiré aportando. Pero por todo el respeto que le tengo, y porque gracias a él tenemos otro país que el que teníamos en el 2001, le digo, hasta siempre.
Néstor Kirchner fué electo presidente de la Argentina en 2003, como delfín de Eduardo Duhalde, en aquél momento. Con apenas el 22% de los votos en primera vuelta, fué ungido presidente luego de la cobarde huida del ex presidente Carlos Menem, quien tras obtener el "triunfo" en el comicio, apenas dos puntos arriba de Kirchner, no se animó a dar una batalla que todas las encuestas le daban por perdida: la del ballotage. Allí, Kirchner hubiera vencido con más del 70% de los votos según todos los pronósticos. Así, asumió el 25 de mayo de 2003 la presidente de la República en medio de una tremenda incertidumbre, con un país que salía de las cenizas que habían dejado a su paso la crisis económica del 2001, que aún se seguía padeciendo. Pero el nuevo presidente, casi un desconocido para la mayoría de la población, pues era oriundo de la provincia de Santa Cruz, donde fué gobernador, y como se sabe, ni en la misma Argentina miramos al Sur, por más que sea nuestro Sur patagónico. Dejando de lado esas consideraciones, el gobierno de Néstor Kirchner desde el año 2003 hasta el 2007, se caracterizó por haber logrado remover a los jueces de la Corte Suprema menemista, la de la "mayoría automática" pro-patronal. Hoy contamos con una Corte Suprema verdaderamente independiente, y cuyos fallos han resultado ejemplares en muchos casos. Recuerdo también al Kirchner que junto a Hugo Chávez y Lula, se le plantaron a la Bush, y se negaron rotundamente a participar del plan de la CIA para destruir nuestras economías nacionales y garantizar la sumisión a Washington, el ALCA. Si, aunque parezca que pasó hace un millón de años, Kirchner le dijo a Bush en esa oportunidad: "acá no nos van a venir a patotear". Recuerdo, y sigo aún diciendo, que el kirchnerismo fué el que nos libró de los "monitoreos" o más bien del control de la economía, del rumbo de las políticas que afectan a nuestra calidad de vida, al que nos sometió el FMI.
Durante los cuatro años de administración Kirchner, la economía creció en un ritmo del 8% anual promedio. Las famosas "tasas chinas". El nivel de vida de la población de las ciudades y del campo mejoró ostensiblemente. El consumo explotó en todos los supermercados, centros de compras y/o shoppings. Volvieron las cuotas, aunque no el "voto cuota". Por eso a veces no llego a entender como alguien que benefició tanto a la clase media como Kirchner nunca obtuvo de la misma el más misero reconocimiento. Hablo de la Capital Federal, que en 2007 votó por el empresario posmenemista Mauricio Macri para Jefe de Gobierno, y lo prefirió ante Daniel Filmus, el candidato del Gobierno que quizás más haya hecho por la clase media de Capital. La política social incluyó nuevos subsidios y planes de ingreso para familias cuyo jefe de hogas se encontraba desocupado, o se encontraba en otra situación crítica. La desocupación bajó por vez primera en 13 años a un dígito, en el año 2007. Pero paralelamente la inflación, que ya superaba el 10% anual, comenzó a erosionar los salarios. Los convenios de salario comenzaron a estar afectados por el dibujo de las estadísticas del Indec, tergiversadas por funcionarios gubernamentales. En especial, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Además, los "techos" fijados por las patronales fueron acatados cada vez con mayor frecuencia. El instituto de estadística fué intervenido con patotas y "purgado" de varios profesionales y empleados que se negaron a mentirle al pueblo sobre su nivel de vida. Ahora, el 13% de pobreza que dice el Indec tiene nuestro país, resulta increíble a la luz de la realidad. Ha bajado mucho, indudablemente, desde el 2003. Pero la destrucción de la credibilidad estadística no se la pueden explicar ni los mismos kirchneristas.
Cuando en 2007 designó a su esposa y entonces senadora, Cristina Fernández de Kirchner, la economía nacional había avanzado enormemente, pero quedaban enormes deudas pendientes. La política de "desendeudamiento", dudosamente haya sido así respecto del monto total de la deuda externa. Pero sí, al menos con respecto al FMI yanqui. En los años siguientes, con la presidencia de Cristina Fernández, el país se vio sacudido por el lock-out agrario patronal que produjo la suba de retenciones a la soja, un cultivo altamente perjudicial y dañino para el país. El diario Clarín, hasta entonces un aliado del Gobierno, comenzó una brutal campaña de mentiras y tergiversaciones luego de que el ya entonces ex presidente Kirchner (Presidente del Partido Justicialista), le negara al CEO de Clarín Héctor Magnetto, la compra de Telecom. Así fué cómo el monopolio monstruoso de Clarín comenzó su embestida. Cierto es, también, que el kirchnerismo ha llegado a plantar sobre el país un clivaje, que este escriba juzga exagerado: el del gobierno nacional y popular frente al Monopolio Clarín. Todos los temas pasaron a estar dominados casi exclusivamente por operaciones de prensa de Clarín. El monopolio chilló con la sanción de la Ley de Medios Audiovisuales, una batalla que si bien se inscribió en el marco de una pelea de negocios, significó el volver a debatir los medios de prensa en la Argentina.
La política volvió a la mesa. La militancia volvió a florecer. La juventud comenzó a despertar de su letargo. El Gobierno Nacional se negó a reprimir la protesta social. Todo esto, en el marco también de la crisis económica mundial, de la cual Argentina salió de pie, sin enormes complicaciones, y sin acudir a las recetas de ajuste de los organismos financieros imperialistas. La autonomía de nuestra política económica, ha sido un logro que no podemos negar. Quizás haya exagerado con los logros. Quizás falten muchas críticas, y apreciaciones más o menos agudas. Pero desde esta columna, creo que Néstor Kirchner se ha ganado todo mi respeto. Sentí el miércoles que perdíamos a un verdadero Líder político. Y a un ex Presidente, con lo que aquella investidura significa, ya no a nivel nominal. Sino real. Y para peor, que haya sido Carlos Menem quien estuviera en la televisión y la radio dando sus "condolencias", me hizo pensar, ¡qué país éste!.
Seguiré debatiendo, seguiré criticando cuando esto sea necesario. Seguiré aportando. Pero por todo el respeto que le tengo, y porque gracias a él tenemos otro país que el que teníamos en el 2001, le digo, hasta siempre.
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