Cuando mueras Ponciano, si es que un día mueres, ya que nunca has creído en la muerte, cerrarás tus ojos biológicos para que se abran para siempre los ojos eternales de tu ser dialéctico.
Para ti la vida ha sido alegría, la alegría de servir a tus hermanos y hermanas sin esperar nada a cambio, sólo la sonrisa del que recibe sin preguntar de donde viene y sin la mínima condición por lo recibido.
Qué más alegría! Ver desde el umbral de tu existencia que las plantas que sembraste han crecido y florecido y que si algunas no crecieron fue porque habían matado la tierra los \Picoteros del Norte.
Qué más alegría que haberte equivocado miles de veces para que las piezas salieran mejor templadas de tu horno existencial.
Para ti la vida ha sido alegría, la alegría de servir a tus hermanos y hermanas sin esperar nada a cambio, sólo la sonrisa del que recibe sin preguntar de donde viene y sin la mínima condición por lo recibido.
Qué más alegría! Ver desde el umbral de tu existencia que las plantas que sembraste han crecido y florecido y que si algunas no crecieron fue porque habían matado la tierra los \Picoteros del Norte.
Qué más alegría que haberte equivocado miles de veces para que las piezas salieran mejor templadas de tu horno existencial.
Qué más alegría que el anonimato permanente haciendo lo que se debe hace, tal vez no todo, pero personalmente los más que se puede hacer en este hormiguero dormido por el espejismo de hojas y terrones de azúcar inexistentes.
Qué gran alegría de no haber creído en dioses importados e inventados, de haber sido panteísta toda la vida y ver en el maíz la vida y en la semilla la eternidad de la naturaleza.
Feliz de odiar de forma extrema todo lo que esté contra los pueblos, feliz de no haber sido espejista y de llevar una cebadera y un tecomate de agua cristalina, feliz de amar intensamente la tierra que te ha acompañando en tu anti vida.
Feliz de no haber sido jamás en tu vida sobaleva de nadie, de no haber creído en ningún político, sino en líderes probos que como Marx o el Che lo dieron todo sin esperar, sino la libertad de la especie humana.
Feliz de amar intensamente la tierra que te ha acompañando en la Vorágine de tu anti vida.Feliz de no haber sido jamás en tu vida sobaleva de nadie, de no haber creído en ningún político, sino en líderes probos que como Marx o el Che lo dieron todo sin esperar, sino la libertad de la especie humana. Feliz Ponciano Montañés y Ermitaño, Monje Trapense sin trapos nada más que lo que andas puestos.
Feliz de odiar y denunciar la religión y sus cavernas de oprobio y explotación de ingenuos timoratos.
Feliz no de desafiar la tormenta, sino de montarse en ella y cabalgar con la fenomenología.
Feliz de no discutir con sabios iletrados y con letrados de falaces academias. Feliz de ver en las Bellas Artes el transparente reflejo de las almas sublimes.
Feliz de ser feliz de que otros los sean, venmcedores del dolor y el infortunio.
Feliz de que la vida este llena de humor para reírse del dolor apocalíptico.
Feliz de no tener nada y de tenerlo todo, todo lo que necesitas para ser el ser más feliz de la tierra.
De tener un hijo de la andanza para que te continúe azotado por las huracanes del destino y viva para ser fuerte y para vencer la muerte.
Feliz de ser lo que tú eres sin importar para lo que otros seas.
Feliz de ser libre como el viento y haberte liberado mucho antes de tu nacimiento.
Feliz, feliz de ser irreverente, de amar a tu gente como amas el valor de la existencia mas allá de la muerte.
Feliz de reírte del hambre y del dolor para burlarte del sistema. Eso es bello Ponciano, a ello se llama permanencia.
Feliz no de desafiar la tormenta, sino de montarse en ella y cabalgar con la fenomenología.
Feliz de no discutir con sabios iletrados y con letrados de falaces academias. Feliz de ver en las Bellas Artes el transparente reflejo de las almas sublimes.
Feliz de ser feliz de que otros los sean, venmcedores del dolor y el infortunio.
Feliz de que la vida este llena de humor para reírse del dolor apocalíptico.
Feliz de no tener nada y de tenerlo todo, todo lo que necesitas para ser el ser más feliz de la tierra.
De tener un hijo de la andanza para que te continúe azotado por las huracanes del destino y viva para ser fuerte y para vencer la muerte.
Feliz de ser lo que tú eres sin importar para lo que otros seas.
Feliz de ser libre como el viento y haberte liberado mucho antes de tu nacimiento.
Feliz, feliz de ser irreverente, de amar a tu gente como amas el valor de la existencia mas allá de la muerte.
Feliz de reírte del hambre y del dolor para burlarte del sistema. Eso es bello Ponciano, a ello se llama permanencia.
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