Este fuego de amor que vibra en mis entrañas
Esta llaga perenne que arde en mis tejidos
Es el amor profundo que tengo hacia mi patria
El dolor y la angustia de nuestro pueblo herido.
Es el bravo nativo que llevo a los confines
El Comandante Aquino alzándose Nonualco
Son las lanzas pipiles golpeando gachupines
Son las manos sangradas de la Nación de Izalcos.
(Paul Fortis)
Caminar con el alba irradiando colores. Caminar solitario por las sendas del
pueblo. Levantarse con la ciudad, sol, lluvia vespertina y vivir con el
pueblo el vibrar de la vida, a ello llamo vida!
Llevar la negra tierra metida en tus mejías, la arcilla nativa que es sabia
que revive y exclamar al viento que sos uno del pueblo, a ello llamo vida!
No el encierro sombrío en cárceles de estío. No al infame y magro encierro
colectivo, canto a la libertad de un pueblo que ha luchado, que han asesinado
y aun sigue vivo!
Ver nuestra bella infancia la fuerza de vivir y en sus tiernos ojitos la luz del
porvenir. Amar a nuestros viejos con todo el corazón como alma de un pueblo
heroico luchador.
Cuidar a nuestras niñas como la esencia pura y ver en sus entrañas nuestra
patria futura.No descansar, ver florecer el huerto, seguir haciendo patria aun después de
muertos.
Amarse y respetarse entre todos hermanos y luchar sin medida contra todo tirano.
Comprender que el camino es siempre prolongado, per4o que en las vaguadas la
hora ha llegado.
Qué más gloria y orgullo que ser salvadoreño. Oh pequeño David cumpliendo
nuestros sueños!
Decirse a cada instante: pongo amor en lo que hago, somos irreverentes sin
vocación de esclavos!
Enseñar lo que sabes, aprender con el pueblo a caminar caminos por nadie
caminados y ser como sus hijos sus valientes soldados.
Si llueve, pués que llueva, nacerá la semilla, después vendrá el sol germinando
la vida.
Saludar al maíz como el dios que arriba repartiendo en su fruto lo mejor de la
vida.
Rechazar para siempre los dioses importados, inventos metafísicos de pueblos
atrasados.
Ser fuertes, irreverentes, libres, jamás esclavos!
Que de tus venas salga la “Canción de la Vida”, entregando a tus hijos la
patria prometida.
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