EL FOGÓN IDELÓGICO
PARA LOS LECTORES REVOLUCIONARIOS DEL MUNDO.
Un país donde pocos poseen todo y la gran mayoría no poseemos nada y los que todo lo poseen es porque todo lo han robado a la nación.
Un país donde los académicos no leen, y los que leen apenas pueden deletrear la vaga interpretación de las torpezas que leen, siendo estas, más que todo , lo aparecido en la prensa oscurantista cotidiana.
Un país, donde un puñado de plumíferos nacionales y extranjeros, se convierten en endiosados periodistas y toman poses de sabios en los diferentes medios de descomunicación nacional. Un país donde el dolor reinante pareciera reírse de la alegría inexistente, y donde la ausencia de esperanzas aparece en los rostros permanentes de un pueblo acongojado. Un país, donde el arte está ausente y el presente es la expresión grotesca de la insatisfacción artística de la observación objetiva y profunda de la sociedad en la cual vive. Ah mi país! El país más violento de América, el más femenicida, infanticida, fratricida. Ya no somos sólo “los Reyes de la Página Roja de Roque” sino los reyes del asesinato permanente. Un país, donde el pueblo ya no entierra a sus hijos/as, y cualquiera ve con indiferencia al pasar; el cadáver de otro salvadoreño asesinado exclamando con gesto de desidia: Otro más.
Un país donde los pocos expulsan a los muchos y los muchos son asesinados en el trágico viaje del “tren de la muerte“a lo largo de la nación de la nación Malinche, en la cual las autoridades son partes de la bandas criminales organizadas y autorizadas para asesinar migrantes.
Un maldito país que obliga a lo mejor de sus hijos e hijas a abandonar la patria a sabiendas que la nación imperialista de filibusteros y piratas desde hace ratos declaró: “nuestros enemigos han dejado de ser los comunistas, son los inmigrantes latinoamericanos“ Un país de mierda, donde el pueblo se le condena al pueblo a comer mierda, a beber agua sacada de los ríos llenos de mierda, y a convivir con la clase política mas mierda de la tierra. El país, de los condenados mucho antes de haber nacido. Donde los que nacen si por suerte se escapan de morir en la primera infancia, morirán en la segunda. Un país, sin juventud… un país de seniles esperpénticos.
Aun así estoy condenado a amarlo, porque el odio cuando es tan grande se convierte en amor.
Paul Fortis.
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