transfiguración de mi madre Conchita Fortis.
Amanecer de días tan dichosos, sentirme vivo a las cinco de la mañana cuando comienzo a diario las actividades creativas. Un día me dije: por que cerrar cortinas si desde aquí contemplo la energía existencial y la belleza de la vida! Desde aquí, de la parte alta de la casa veo el patio trasero, el traspatio, el solar donde se mecen treinta frondosos coníferos al compás de los silbidos del gélido viento ártico, el Polo Norte al alcance de mis manos. Los ciruelos y cerezos silvestres se llenan de frutos y de pájaros, son tantos pájaros entonando al unísono la más bella sinfonía de la vida. Es principio de otoño. La policromía habita en todos lados, los pájaros se confunden con la hojas y se sabe que son pájaros por su aletear de rama en rama, por sus cabriolas en medio de las ramas. Ah Conchita, madre mía; ahí te veo feliz posando en una rama y en mi hijo Paulito, tu vida hermosamente continuada. Veo en los pájaros la eternidad humana, Los mejores poetas de mi vida Heine, Neruda, Maaiakosky, Whitman, posando a mi mirada. Los obreros del mundo construyendo la felicidad en cada rama, esparciendo el polen de la vida al viento y la cosecha de nuevas alboradas. Admiro el alma aborigen pintada en las alas pajareras, los límpidos colores de la aurora insertos en los pinceles forestales. Ah! mis dos patrias: la patria arrebatada y la patria contratada! La una ardiendo en mis entrañas y la otra, un paso; una posada. Mis libros de filosofía, lingüística y literatura, tirados como inermes y levitantes cadáveres de ensueño. El cuarto donde escribo y poco duermo, duerme mientras escribo. Una cama que nunca es arreglada, para qué, si nunca es ocupada. Artística experimentación de la mirada. Vitral de Pájaros. Permanente polícromo arco iris frente a mi ventana. Dicha de mis ojos y conjugación de cantos de auroras y alboradas. Alegría de meterse los pájaros al alma y en el alma de los pájaros. No son otra cosa, es la infancia con alas incendiarias iniciando el vuelo existencial por el mañana. Por qué creer en la muerte, si la vida es dialécticamente la humanidad infinitamente continuada. La noche llega. El canto de los pájaros se queda prendido entre las ramas cual si fuera una eterna serenata a la presencia de mi madre eternamente amada. Para ti madre mía, para la esencia de tu ser filosófico, este eterno Vitral de pájaros Soñados. Para ti amor de mi existencia, ahora reflejado en todas mis hermanas pachamámicas. Para ti ser de mi ser y esencia de mi vida.
Tu tiernamente Paul!
Tu tiernamente Paul!
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