Eh aquí la ciudad
la ciudad más grande de la tierra
la ciudad de los grandes edificios
queriendo arañar el cielo
la ciudad y sus millones de habitantes
lanzándose a las calles
viviendo en las calles
matándose en las calles
pariendo en las calles
medio durmiendo en las calles
cagando en las calles
cogiendo en las calles
bebiendo en las calles
la ciudad de las galerías morfinómanas
la maldita ciudad
globalizando el hambre
matando la esperanza
con su neo-fascismo descarado
La maldita ciudad con sus fachadas
tratando de esconder lo inescondible
el inmenso campo de concentración
con víctimas aparentemente voluntarias
víctimas que cayeron en la trampa
persiguiendo el sueño inalcanzable
de vivir una vida entre manjares
lejos de su tierra y de sus mares.
Almas las unas que cruzaron
ríos, desiertos y montañas
las otras mares y océanos
persiguiendo la luz de la mañana.
Pobrecitas, nada han encontrado
el látigo del yanqui no descansa
azotando a diario los millones
sin voz, sin patria o esperanzas.
Desde su tierno y herido corazón, los pájaros
te hablan de la ciudad más grande de la tierra
con sus ego de cemento elevado arañando tempestades
su millón de prostitutas desveladas, pálidas y tiritantes
de la carga de enfermedades incurables cuyos virus
hijos del decrépito sistema
van quedando prendidos en las podridas almas
de los oscuros y siniestros callejones como pútrida herencia
para las paupérrimas y anónimas generaciones del futuro.
La gran ciudad la más grande del país más poderoso y rico
de la tierra que ya casi no tiene riquezas donde las mujeres
paren en las calles y los vagabundos duermen y defecan en
las calles por donde mañana pasará el Papa bendiciendo los
últimos adelantos de la democracia olvidando que es ahí
en los laboratorios de los oscuros sótanos o en las oficinas de
los multimillonarios es ahi donde inventan
las fórmulas termo-biologicas y las armas atómicas para exterminar
a la población del mundo si fuera necesario para seguir la lujuria consumista
hasta hoy interminable en esa patria de filibusteros y piratas.
Ah la ciudad, la Nueva York podrida
la Nueva York perdida
maldita para siempre seas.
Paul Fortis
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