Nada está más lejos de la verdad.
Primeramente, es Estados Unidos y los otros países capitalistas industrializados, donde la industria está creada para la obtención de ganancias, los responsables de la gran parte de la contaminación y la producción de los gases invernaderos que están cambiando al clima del mundo. China y otros países en desarrollo han contribuido solo una pequeñísima parte de las emisiones que ahora afecta nuestro medioambiente.
China tiene cuatro veces la cantidad de habitantes que Estados Unidos, y aún así, solo en el último año es que China se ha nivelado con Estados Unidos respecto a las emisiones de gases. Esto refleja el rápido desarrollo industrial de China al momento en que la industria de Estados Unidos se ha ido colapsando, trasladándose a otros países y dejando a los/as trabajadores/as de lo que fuera el corazón industrial, ahora convertido en un lugar en deterioro.
Después de una artillería propagandística emanada desde Washington y la prensa corporativa, la mayoría de la gente en Estados Unidos se les ha llevado a creer que el fracaso en alcanzar un acuerdo en la reunión de Copenhague sobre el cambio climático sería culpa de China.
China es un país signatario del Protocolo de Kioto, el cual exige que todos los países industrializados reduzcan las emisiones de dióxido de carbono y otros gases invernaderos para el año 2012, recortes que serían un promedio del 5 por ciento por debajo de los niveles de emisión que estas naciones tenían en el decenio de 1990. Aunque participó en las negociaciones y obtuvo muchas concesiones, Estados Unidos rehusó firmar el Protocolo de Kioto. Según un reporte publicado por la ONU el 21 de octubre, Estados Unidos emite ahora 17 por ciento más gases de lo que producía en 1990.
Lo más importante es que China tiene una economía planificada, aunque sea una donde hay también un sector privado. En los últimos tres años, los planes del gobierno sobre el desarrollo económico para 5 años han sido integrados con metas bastante extensas y detalladas para reducir el consumo de energía, la contaminación y las emisiones de gases tipo invernadero.
Ningún otro país se ha comprometido tanto con el futuro.
Edificio con energía solar más grande del mundo
Los científicos e ingenieros de China han sido movilizados para que encuentren nuevas formas para conservar energía y obtener la misma de recursos renovables. De hecho, a solo dos semanas antes de comenzar la cumbre en Copenhague, el edificio de oficinas más grande del mundo con energía solar abrió sus puertas en Dezhou, Provincia de Shandong, en el noreste de China. Este enorme edificio tiene centros de exhibición, facilidades para investigaciones científicas, reuniones y entrenamiento y un hotel.
Según china.org.cn: “las ideas verdes han sido aplicadas durante toda la construcción. La estructura externa del edificio utilizó sólo el 1 por ciento del acero utilizado para construir el Nido de Pájaro. El aislamiento térmico avanzado del techo y las paredes significa un ahorro de energía 30 por ciento más que la norma de ahorro nacional”.
Los avances tecnológicos desarrollados para este edificio estarán disponibles para otros proyectos.
China se ha convertido en el mayor productor mundial de paneles solares, superando a Alemania. También hace la gran mayoría de las bombillas fluorescentes de baja energía vendidas en todo el mundo.
Uno de los problemas más grandes de China en reorientarse para el desarrollo verde es su dependencia histórica del carbón. Según el Servicio de Información Mbendi, China es el mayor productor y consumidor de carbón en el mundo, y muchas de las grandes reservas de carbón de China aún no están desarrolladas. Cuenta con reservas de carbón de más de 114 mil millones de toneladas, 13,51 por ciento del total mundial. Es el carbón lo que ha impulsado el desarrollo industrial en China.
El norte de China, especialmente la provincia de Shanxi, contiene la mayor parte del carbón de fácil acceso del país y prácticamente todas las minas grandes en propiedad del estado. Muchas de las minas pequeñas son propiedad privada y tienen un terrible historial de seguridad. El gobierno está ahora en el proceso de cerrar muchas de ellas.
¿Cómo puede China continuar desarrollándose y al mismo tiempo afrontar el problema de los gases invernaderos? Deborah Seligsohn, experta en energía del Instituto de Recursos Mundiales con sede en Beijing, dice que China es ahora “un nuevo líder en tecnologías de carbón limpio. Ha construido más centrales eléctricas de carbón de alta eficiencia que ningún otro país”, dijo. (AFP, 15 de diciembre)
Se ha previsto la construcción de más plantas de este estilo para reemplazar los hornos viejos y sucios en Shanxi. Es un ejemplo de cómo los países cuyo desarrollo se vio obstaculizado por el control imperialista, tienen que romper con ese vínculo y adquirir una infraestructura industrial básica antes de pasar a tecnologías altas y más limpias.
Aunque los políticos de EEUU están empeñados en criticar a China para cubrir la responsabilidad del imperialismo en el empantanamiento de un acuerdo significativo sobre las emisiones, los científicos del mundo más y más están rechazando esta evaluación.
Científicos impresionados por las acciones de China
Science News, una revista semanal estadounidense de ciencia en su publicación del 5 de diciembre dijo, “Al analizar el porqué el Protocolo de Kioto no alcanzó su objetivo principal, realizar reducciones serias de emisiones por todos los países industriales principales, la mayoría de los analistas señala a los Estados Unidos. El tratado, que fue puesto en vigor el 16 de febrero de 2005, ha sido ratificado y aceptado por 189 países. El único país entre los que negociaron el tratado que se ha negado: Estados Unidos”.
Añade que aunque los negociadores estadounidenses pueden ponerse de acuerdo con un tratado internacional, eso no comprometería a este país porque el Senado podría vetarlo. Y líderes del Senado en el pasado se han negado a ratificar cualquier tratado que no imponga reducciones de emisiones en países en camino de desarrollo como China, India y Brasil.
Sin embargo, China no ha esperado por otro tratado sino que ha iniciado acción por su cuenta. Science News entrevistó a Rob Bradley de la Iniciativa sobre la Política Internacional del Clima del Instituto de Recursos Mundiales en Washington, DC, quien está muy impresionado por los esfuerzos de China.
“Hace tres años que China se comprometió a reducir su intensidad de energía, o su uso de energía por unidad de producto interno bruto, un 20 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para el 2010”, anota Bradley. “Comparado con Estados Unidos”, añade, “China también tiene objetivos de energía renovable y criterios de eficiencia de combustible para sus vehículos más ambiciosos. Y China también ha decretado importantes mejoras de las emisiones en 1.000 de sus operaciones industriales más grandes. Juntas, estas empresas son responsables de una tercera parte del uso primario de energía en China”.
Bradley dijo a la revista, “Si Estados Unidos dijera: ‘haremos lo mismo que haga China’, yo estaría muy contento”.
Bradley cree que China ha podido implementar ese profundo cambio en sus planes económicos porque “a diferencia de los creadores de la política estadounidense sobre el clima, que suelen ser abogados, la mayoría de ellos en China fueron entrenados como ingenieros o científicos”.
Esto trae la cuestión de porqué la mayoría de los creadores de la política estadounidense sobre el clima son abogados en vez de científicos. ¿No será porque están entrenados para fomentar y defender los intereses de las corporaciones transnacionales y los bancos que son los dueños de la economía estadounidense? En la República Popular China, aunque permite capitalistas, esta clase que explota no tiene el peso social para dictar la política del gobierno.
Texto del partido Mundo Obrero de los EEUU http://www.workers.org/mo/2009/china_1231/Valquiria
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